Lectura del santo Evangelio según Mateo:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “Yo los envío como ovejas entre lobos. Sean, pues, precavidos como las serpientes y sencillos como las palomas. Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes. El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin, se salvará. Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Yo les aseguro que no alcanzarán a recorrer todas las ciudades de Israel, antes de que venga el Hijo del hombre.” (Mateo 10:16–23)
La lectura del Evangelio del leccionario de hoy es inquietante. De verdad, muchas de las palabras de Jesús lo son. El contexto de estas palabras, obviamente, es una conversación entre Jesús y sus discípulos, que posteriormente se convierten en sus apóstoles. De las Escrituras y la tradición sabemos que ellos soportaron todas estas cosas frecuentemente mientras salían a predicar el evangelio. Todos sufrieron el martirio con la excepción de san Juan el Amado, y su vida no era nada fácil.
A lo largo de los 20 siglos de historia cristiana, hombres y mujeres han escuchado estas palabras y se han preguntado si se aplicaría a ellos. Para millones de ellos ha sido el caso. Hoy hay personas sin cuenta en todo el mundo que conocen la realidad de este pasaje profético de la Biblia pronunciado por nuestro Señor.
¿Y qué de nosotros? Cada vez que he leído este pasaje me imagino un peligro distante y distópico que nunca me afecta la vida, ni la de mi familia. ¿Pero si tú y yo no tenemos esta ventaja? ¿Qué pasa si estamos incluidos en el número de los que claman en Apocalipsis 6:9–11?
Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar, con vida, a los degallados por anunciar la palabra de Dios y por haber dado el testimonio debido. Y gritaban con fuerte voz, diciendo: —Señor, que eres santo y siempre dices la verdad, ¿cuándo nos harás justicia y vengarás la muerte sangrienta que nos dieron los habitantes de la tierra? Se les entregó entonces un vestido blanco a cada uno y se les dijo que esperan todavía un poco hasta que se completara el número de sus compañeros y de sus hermanos, que como ellos iban a ser martirizados. (Biblia de América)
No sabemos lo que el día de hoy ni el mañana nos trae. Debemos oír la palabra del Evangelio de hoy y no buscar la forma de excluirnos de ella o presentar razones por qué todo esto no nos sucede (como ha sido mi costumbre). Solo Dios conoce nuestro futuro y con eso Jesús nos da una palabra de alivio y un desafío.
We don’t know what today and tomorrow holds for us. We should hear the word of the Gospel today and not immediately exclude ourselves or come up with all the reasons why it won’t happen to us (as has been my custom). Only God knows our future, yet Jesus does give us comfort and a challenge.
La palabra de alivio: “No se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes”.
La palabra de desafío: “Todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin, se salvará”.
Una oración por la preservación de la fe.
(San Clemente Hofbauer, 1751-1820)
Oh Jesús, redentor, autor y consumador de nuestra Fe, te suplicamos desde lo profundo de nuestro corazón afligido, no se extinga la preciosa luz de nuestra Fe. Nos aflijan los disgustos, nos afecten los infortunios, pero que no nos falte la Fe.
Oh Jesús, autor y consumador de nuestra Fe, concédenos la paz y la unidad. Confórtanos y consérvanos en tus santos servicios, para que por ti y en ti vivamos siempre. Amén.